Google+
search todojoven
  • Contactanos

    Expresa tus ideas de como mejorar a todojoven.org
  • tu nombre *
  • tu email *
  • subjeto *
  • mensaje *
todo todojoven
Fotos - Pictures (Flickr)
TodoJoven Twitter

BLOG: 
Comparte tu ideas: blog@todojoven.org

Entries in Ilustracion para Sermon (96)

El seto y la puerta

  El seto y la puerta

El doctor J. Hamilton compara la reconciliación con Dios como entrar por la puerta de una avenida hermosa que conduce a una mansión espléndida; pero la avenida es larga, y en algunas partes pasa cerca de peñascos y precipicios. Por lo tanto, para evitar que el viajero caiga hay un seto a lo largo de la avenida, que son los mandamientos de nuestro Dios. Están plantados allí para que nos preserven de caer en el abismo del pecado. Así como el seto de rosales exhala un perfume agradable que regala al viajero que anda cuidadosamente en medio del camino, y sólo hiere, a los que procuran traspasarlo, así son los mandamientos de Dios, acerca de los cuales se dice: "En guardarlos hay grande galardón".

Feliz es el que conoce los preceptos divinos sólo por el perfume que derraman; y que nunca, habiendo dado coces contra el aguijón, ha experimentado en carne viva lo ponzoñoso de sus espinas.

¿Dónde no esta Dios?.

  ¿Dónde no esta Dios?. Un pastorcillo estaba apacentando su rebaño a lo largo del camino. Un ateo que pasaba por allí se detuvo junto al muchacho para charlar unos momentos con él. Al descubrir que éste era cristiano, quiso confundirlo preguntándole: "Mira, muchacho, te doy una manzana si me dices ahora mismo dónde está ese Dios a quien tú amas y adoras". Parecía que el sencillo pastor se hubiera quedado aturdido, mas no fue así, porque contestó: "Mire, señor, yo le doy a usted dos manzanas si me dice ahora mismo dónde NO está Dios". En efecto, Dios está en todas partes, por esto El sabe todas las cosas, aun lo más secreto de nuestros pensamientos. El conoce también nuestros pecados -¡cuán insensato es pretender ocultárselos!-, pero está dispuesto a perdonarnos si con sinceridad nos arrepentimos y se los confesamos. ¿Lo has hecho ya? Si no, ¿a qué esperas? El no está lejos de ti.

El pintor invisible

  El pintor invisible

Un hombre rico y de mal carácter insultó y maltrató cruelmente a una viuda. El hijo de ésta, de ocho años de edad, presenció la detestable escena, y jamás pudo olvidarla.

Años más tarde el niño llegó a ser un artista famoso y pintó en vivos colores el episodio que retenía en su mente. El cuadro concluido, que era una hermosa pieza de arte, fue colocado en una galería de arte muy visitada por el público.

Un día acertó a pasar por allí el mismo autor del hecho, y ¡cuál no fue su asombro al verse a sí mismo pintado en aquella repugnante actitud! El cuadro era fidelísimo en todos sus detalles, y a pesar de haber pasado algunos años su persona podía ser bien conocida en la principal figura del mismo. Al contemplarla se puso muy pálido y empezó a temblar, ofreciendo cualquier cantidad de dinero para adquirir la pintura y destruirla.

Hay un pintor invisible que traza en colores indelebles los actos de cada vida humana, y no habrá manera de hacer desaparecer los rasgos fidelísimos estampados por la Divina mano en el cuadro de la eternid

Los horrores del año 70

  Los horrores del año 70 Josefo cuenta horrores sobre la destrucción de Jerusalén, tales como que el hambre obligó a los sitiados a comer las correas de sus sandalias, cintos de cuero y paja. Una madre, trajo a los asaltantes el cuerpo medio devorado de su' hijo. Los que trataban de huir eran apresados y crucificados, hasta el punto que, según dice, faltaron árboles en los alrededores de Jerusalén para levantar tantas cruces. Un grupo muy importante de cristianos, recordando las palabras de Cristo, salió de la ciudad entre el primero y cl segundo sitio y escaparon a Pella, al otro lado del Jordán

En un terremoto

  En un terremoto

Durante un terremoto, ocurrido hace unos pocos años, los habitantes de la pequeña ciudad, presos del pánico, corrían de una a otra parte, cuando se apercibieron de una anciana, a quien todos conocían, en cuya actitud no podía verse sino paz y sosiego, la cual, desde la puerta de su vivienda parecía sonreír a los espantados.

Alguien le preguntó: -Abuela. ¿No tiene usted miedo?

A lo que la anciana, una cristiana fiel, contestó: -No, no tengo miedo... Muy al contrario... Estaba pensando que mi suerte es grande, pues tengo para ayudarme a un Dios que puede, si quiere, sacudir el mundo.
Follow us on Twitter