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A Look at Daniel

A Look at Daniel
Daniel (remember- the guy in the lion's den?) He knew how to really listen to God throughout the day. Daniel 6:10 says: "But when Daniel learned that the law had been signed, he went home and knelt down as usual in his upstairs room, with its windows open toward Jerusalem. He prayed three times a day, just as he had always done, giving thanks to his God."
Three times a day, Daniel paused to pray and give thanks to God. He was focused on God and listening; that's what a Bible devotion is designed to help us do. They're short, concise and don't take long to read, but they give us a thought that will carry us through the day with our focus on God. Now, in Daniel 9:2: "During the first year of his reign, I, Daniel, was studying the writings of the prophets. I learned from the word of the LORD, as recorded by Jeremiah the prophet, that Jerusalem must lie desolate for seventy years." What was he doing? Studying the writings of the prophets? That would be the Bible, right? Yes, Daniel also did some serious Bible study. We can't just live on snacks all the time. We need to take time to sit down and enjoy a full meal too. God was able to do amazing things in the life of Daniel. Much of it was because Daniel was willing to seek God's face and take time to listen to His will. Daniel kept his focus on the eternal. Father, please help me to be like Daniel and seek your face daily. Help me to learn to hear your voice even above the "noise" of the busyness of life and see what's really important. Thank you that You walk with me each and every day and have rescued me from the lion's den. Read one of Daniel's prayers - Daniel 9:3-19 By the way, did you realize you just read a Bible devotion? It didn't take but a minute - but I hope the idea sticks with you all day.
No quedará piedra sobre piedra

No quedará piedra sobre piedra
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Cuando Jesús salía del templo, se acercaron sus discípulos y le señalaron los edificios del templo. Mateo 24:1
Las palabras de Jesús: "Vuestra casa quedará desolada", dejaron a los sacerdotes con una sensación de peligro inminente. También preocuparon a sus discípulos. Mientras salían con él del templo, llamaron su atención a la fortaleza y belleza del edificio. (Mar. 13: l.) "Las piedras del templo eran del mármol más puro, de perfecta blancura y algunas de ellas de tamaño casi fabuloso. Una porción de la muralla había resistido el sitio del ejército de Nabucodonosor. En su perfecta obra de albañilería, parecía como una sólida piedra sacada entera de la cantera. Los discípulos no podían comprender cómo se podrían derribar esos sólidos muros". "Josefo compara las murallas de piedra blanca del templo con la hermosura de una montaña cubierta de nieve, y da las fabulosas dimensiones de algunas de las piedras empleadas en su construcción: 45 por 5 por 6 codos (es decir, unos 20 por 2 por 2,5 m)". Jesús y sus discípulos bajaron la empinada cuesta que llevaba al valle de Cedrón. "Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del mundo?" (Mat. 24:3).
"Al formular su pregunta, los discípulos tenían en cuenta los mensajes mesiánicos de los profetas del AT. Sin embargo, ellos, al igual que muchos otros Judíos, no comprendían que las promesas hechas por Dios a Israel sólo podían cumplirse si se daban las condiciones necesarias". Ellos creían, al igual que muchos judíos, que el Mesías desaparecería por un corto tiempo y regresaría de algún lugar secreto. Después de una "segunda venida" así, el reino mesiánico permanecería para siempre. Jesús sabía que la destrucción final de los grandes muros del templo en el año 70 d.C. por las legiones romanas bajo la dirección de Tito (a pesar de sus esfuerzos para salvarlo) no ocurriría por manos humanas. "Ángeles de Dios fueron mandados para destruir el templo, de modo que no quedara ni una piedra sobre otra de las que no hubieran sido ya derribadas".
¡Podemos confiar en las palabras de Cristo! Nuestra fe debe ser fortalecida mientras consideramos las profecías que todavía no se han cumplido.
Señor, quisiéramos ver a Jesús

Señor, quisiéramos ver a Jesús
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"Señor, quisiéramos ver a Jesús," Juan 12:21.
En sus últimas palabras a los escribas y fariseos, Jesús se refirió al templo llamándolo "vuestra casa" (Mat. 23:38), cuando tan sólo el día anterior lo había llamado "mi casa" (Mat. 21:13). No se trataba de un error. Ellos, y de hecho, toda la nación, se hallaban a la mitad de la semana profética de Daniel 9:27. El sacrificio y la ofrenda estaban a punto de cesar, porque en el sacrificio del Cordero de Dios, el tipo se iba a encontrar con el antitipo. Al rechazar al Mesías, la nación judía había sellado su suerte. Con motivo de la pascua, había en la ciudad muchos prosélitos de otros países, los cuales se veían confinados al atrio de los gentiles. Cuando Jesús se preparaba a dejar para siempre los recintos del templo, Felipe se le acercó a Andrés con un pedido, y juntos fueron a ver a Jesús.
Muchos de los prosélitos griegos habían oído hablar de la entrada triunfal del Señor a Jerusalén, y querían saber la verdad tocante a su ministerio. Jesús pasó al atrio exterior y sostuvo una entrevista personal con ellos. Les explicó que el grano de trigo debe morir si es que ha de renacer y llevar fruto. Así también él debía morir con el fin de llevar fruto para el reino de Dios. El sacrificio de Cristo recogería a muchos de todas las naciones, y al ver pasar ante su vista su obra de redención, Jesús quedó por un momento absorto en sus pensamientos. A la sombra de la cruz, lo sometió todo a la voluntad de su Padre. "Por eso mismo he llegado a esta hora. Padre, glorifica tu Nombre". Una voz del cielo dijo: "Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez" (Juan 12: 28,29). El nombre de Dios había sido glorificado en el ministerio y la vida de Jesús, y sería también glorificado en su muerte. "Dios puso de nuevo su sello sobre la misión de su Hijo". Cristo dijo: "Y yo, si fuere levantado, a todos atraeré a mí mismo". En el pedido de una audiencia que hicieron los griegos, Jesús vio que otras naciones, aparte de los judíos, aceptarían su sacrificio. "Estos hombres vinieron del Occidente para hallar al Salvador al final de su vida como los magos habían venido del Oriente al principio". "¡Ay de aquellos que no conocieron el tiempo de su visitación! Lentamente y con pesar Cristo dejó para siempre las dependencias del templo".
Podemos resumir todo el plan de salvación en el pedido: "Señor, quisiéramos ver a Jesús". Una vez que lo hayamos visto -verdaderamente visto- nunca volveremos a ser los mismos de antes. ¡Compartámoslo con otros!
Cristo, nuestro Sacrificio. La moneda romana

La moneda romana
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"Dinos, pues: ¿Qué te parece? ¿Es correcto dar tributo al César, o no?" Mateo 22:17.
Los principales sacerdotes y los fariseos enviaron ahora a sus agentes para ver si podían entrampar a Jesús con una nueva pregunta. "No le mandaron a los ancianos fariseos a quienes Jesús había hecho frente muchas veces, sino a jóvenes, ardientes y celosos, y a quienes, pensaban ellos, Cristo no conocía. Iban acompañados por algunos herodianos, que debían oír las palabras de Cristo, a fin de poder testificar contra él en su juicio. Los fariseos y los herodianos habían sido acérrimos enemigos, pero ahora estaban unidos en la enemistad contra Cristo". "La pregunta realmente tenía que ver con el problema de que un individuo fuera a la vez buen judío y también sumiso a la autoridad humana". Si decía que no era lícito pagar tributo a Roma, las autoridades de ocupación podrían arrestarlo por incitar a la rebelión. Pero si decía que era legal pagar tributo, los sacerdotes planeaban acusarlo de oposición a la ley de Dios. Jesús expuso su duplicidad replicando: "'¿Por qué me tentáis, hipócritas? Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario. En una cara aparecía la imagen del emperador, y en la otra la de una deidad pagana. Las naciones conquistadas podían acuñar monedas de cobre, pero Roma se reservaba el derecho de hacer todas las de plata. Las monedas judías llevaban el símbolo de un olivo o una palmera, respetando así el segundo mandamiento, que no permitía que ninguna imagen ocupara el lugar de Dios. Mirando el denario, Jesús preguntó: " '¿De quién es esa imagen, y la inscripción?' Dijeron: 'Del César'. Entonces Jesús respondió: 'Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios"' (Mat. 22:20,2l).
Dios es la autoridad suprema. Cuando la ley humana contraviene los mandatos divinos, la ley de Dios debe tener la precedencia. "En este pasaje Jesús presentó el principio fundamental que determina la relación del cristiano con el Estado. No debe desatender los justos requerimientos del Estado, No debe desatender los justos requerimientos del Estado, porque existe "lo que es de César". Los judíos no le habían dado a Dios lo que era legítimamente suyo. Como resultado de su infidelidad, ahora vivían bajo el poder de una nación extranjera. "Al oír esto, quedaron maravillados y lo dejaron, y se fueron" (Mat. 22:22). La multitud comprendió la enseñanza y vio claramente el principio involucrado.
No debemos ignorar los derechos justos del Estado, ni tampoco los que le debemos a Dios.DOS NIDOS
