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Guía para perder peso

El exceso de peso aumenta el riesgo de hipertensión arterial, enfermedad cardiaca, infarto, diabetes, y algunas formas de cáncer. Si tienes sobrepeso, perder del 5 al 10% de tu peso y mantenerlo así disminuirá tu riesgo para desarrollar la mayoría de estas enfermedades.
¿Cuándo existe sobrepeso?
El número que ves en la escala no necesariamente te dice si necesitas perder peso. Esto es debido a que dos personas de la misma altura y peso pueden tener diversas estructuras óseas y pueden tener diversas cantidades de grasa y músculo en sus cuerpos. Para la mayoría de los adultos, determinar el índice de masa corporal (IMC) y el tamaño de la cintura son maneras efectivas de comprobar si tienes sobrepeso y de estimar tu riesgo ante problemas de salud. El IMC utiliza la altura y peso para estimar cuánta grasa contiene tu cuerpo. Un IMC de 25 indica exceso de peso. Un IMC de 30 o más indica obesidad. Generalmente, cuanto más alto sea el IMC, más alto es el riesgo para tu salud.
El tamaño de la cintura indica si tu cuerpo tiene una forma de manzana, con tendencia a acumular la grasa alrededor de la cintura. El riesgo para la salud aumenta aún más con el aumento del tamaño de la cintura. Una medida de cintura mayor de 100 cm para los hombres o 89 cm para las mujeres supone un aumento significativo en el riesgo para la salud, particularmente para la enfermedad cardiaca y la diabetes. Para saber si tu peso constituye un riesgo para tu salud, puedes determinar tu IMC y el riesgo que supone con una tabla del índice de la masa corporal. Mide tu cintura justo debajo de tus costillas pero sobre el ombligo. Puedes encontrar una tabla aquí (en inglés) o aquí (en español).
Ten en cuenta que el uso del IMC presenta algunas limitaciones. Puede sobrestimar la cantidad de grasa en el cuerpo de atletas y otras personas que tienen una estructura musculosa. Puede subestimar la cantidad de grasa del cuerpo en ancianos y otras personas que han perdido masa muscular. Tu médico puede decirte con más exactitud si tu salud corre algún riesgo debido a tu peso. También puede ayudarte a encontrar un programa de pérdida de peso adecuado para ti.
La carta de IMC no está indicada para el uso durante el embarazo. Si estás embarazada y deseas una guía del aumento normal de peso en el embarazo, pídele una a tu médico.
Qué puedo hacer para perder peso?
Si deseas perder peso, puedes comenzar con una dieta segura, sana y bien equilibrada. Sin embargo, el programa más eficaz para perder peso no se limita sólo a hacer dieta, sino que implica también hacer cambios en tu forma de vida, incluyendo tus hábitos alimenticios y de ejercicio físico, los cuales podrás seguir utilizando el resto de tu vida.
Un plan para perder peso debe incluir una buena nutrición, pocas calorías, y actividad física. Las mejores fuentes para la información sobre un programa seguro, sano y eficaz de pérdida de peso son los dietistas y los médicos expertos en nutrición.
Un buen plan de pérdida del peso incluye:
Actividad física
Dieta sana
Comprender las emociones que se encuentran detrás de tus patrones de alimentación.
Para comenzar tu programa para perder el peso:
Determina cuánto deseas pesar.
Determina cuántas calorías necesitas cada día para mantener un peso sano.
Consulta con un dietista o especialista en nutrición cómo elegir los alimentos para obtener esas calorías.
Busca modos de aumentar tu actividad física.
Descubre cómo utilizas la comida por razones diferentes de la nutrición. Por ejemplo, ¿comes cuando estás aburrido o estresado? ¿Te recompensas con comida? Haz cambios para impedir estos comportamientos. Por ejemplo, permítete comer solamente en ciertos lugares, como la cafetería o restaurante en el trabajo y la mesa de la cocina o el comedor cuando estés en casa. No comas ni piques en el coche o viendo la televisión.
¿Qué son las calorías?
Una caloría es una medida del valor energético del alimento. Tu cuerpo consume calorías para realizar sus funciones y actividades. El alimento se compone de proteínas, carbohidratos, y grasas, que contienen calorías y producen energía. Para perder peso, debes reducir el número de calorías en tu dieta sin sacrificar la buena nutrición. Cuando tu actividad física es muy escasa, la cantidad de calorías que necesitas es muy baja, de modo que puede resultar difícil bajar de peso y estar bien nutrido al mismo tiempo. Este es el motivo por el que es muy importante hacer ejercicio físico.
El hombre promedio necesita de 2500 a 3000 calorías al día. La mujer necesita de 1800 a 2300 calorías al día. La mayoría de las dietas para perder peso sugieren de 1500 a 1800 calorías al día para los hombres y de 1200 a 1500 calorías al día para las mujeres. Comer 500 calorías al día menos de lo que necesitas para mantener tu peso puede dar lugar a una pérdida de medio kilo a la semana.
La velocidad a la que puedes perder peso depende del metabolismo de tu cuerpo. Es la velocidad con la que consumes energía o calorías para las funciones básicas tales como comer, dormir, caminar, etc. Puedes aumentar el índice del metabolismo de tu cuerpo haciendo ejercicio regularmente. La pérdida de peso puede ocurrir más rápidamente en el comienzo de una dieta porque el cuerpo elimina agua adicional que había retenido.
¿Cuáles son las pautas dietéticas para el peso perdidoso?
En general, sigue estas pautas:
1. Anota todo que comes y bebes. Esto te permitirá ver si estás comiendo una buena variedad de alimentos. También te servirá para contar las calorías diarias.
2. Bebe mucha agua cada día.
3. Puedes comer cantidades ilimitadas de verduras y ensaladas, pero limita la cantidad de mantequilla, aliños, y salsas que tomas con estos alimentos.
Elije:
Carne, pollo o pescado sin grasa, o proteína de soja
Carne, pollo o pescado al horno o a la parrilla
Ensaladas que contengan poco o nada de aceite.
Incluye los alimentos siguientes en tu dieta cada día pero en cantidades apropiadas:
Productos lácteos desnatados
Legumbres (lentejas, guisantes, alubias)
Carbohidratos sin refinar (pan de trigo integral, cereales enteros sin azúcar)
Frutas o zumos naturales.
Limita la cantidad que comes de lo siguiente:
Carbohidratos refinados (azúcar) y alimentos que contienen azúcar.
Productos obtenidos de cereales refinados, como arroz blanco y harina blanca.
Limita:
Las grasas saturadas como mantequilla, margarina, y aceite en las carnes.
Otros alimentos que contienen grasas, como pasteles, bollería y queso.
Alimentos fritos.
Carnes procesadas (son a menudo altas en grasa, sal, y conservantes).
Bebidas alcohólicas.
Para tener una dieta equilibrada, asegúrate de elegir una variedad de alimentos de los grupos básicos:
Productos lácteos
Carne y otras proteínas
Verdura
Fruta
Pan, cereales, y pastas integrales
Siéntate y relájate mientras comes. Evita las distracciones como el teléfono y la televisión. Masticar el alimento a fondo ayuda a hacer la digestión. Comer comidas pequeñas y frecuentes en vez de 3 comidas completas puede servirte de ayuda. Deberías comer cada 4 ó 5 horas. Esto mantiene constante tu nivel de azúcar en sangre y te ayuda a no tener hambre. Acaba tus comidas con una fruta en vez de un postre dulce.
¿Cuáles son las pautas de actividad física para perder peso?
La actividad física es tan importante como la dieta si estás intentando perder peso y después para mantener un peso sano.
Te ayuda a perder el peso porque quemas más calorías mientras haces ejercicio.
Aumenta tu metabolismo durante varias horas, de modo que quemas más calorías también después del ejercicio.
Baja tu presión arterial, nivel del colesterol, y nivel de azúcar en sangre.
Te hace sentir con más energía.
Mejora el tono muscular.
Te ayuda a dormir mejor.
No la exageres al principio. El caminar moderado durante 15 a 30 minutos de 3 a 6 veces a la semana es un buen comienzo. Si tu médico está de acuerdo, tu meta debe ser 30 a 90 minutos de ejercicio moderado al día, la mayoría de los días de la semana. El ejercicio aerobio moderado es aquél que requiere aproximadamente la misma energía que caminar unos 3 kilómetros en 30 minutos. Puedes necesitar hacer ejercicio durante 60 minutos al día para prevenir un aumento de peso y 90 minutos al día para perder peso. Consulta a tu médico antes de comenzar un programa de ejercicio.
Fuente: McKesson Provider Technologies, Copyright © Cepvi.com. Reservados todos los derechos.
Que son Las fobias sociales?

Las fobias sociales
Mariana Harfuch, licenciada en psicología, licmh@hotmail.com
Dentro de las personas que sufren trastornos de ansiedad, la “Fobia Social” es uno de los cuadros más frecuentes, así como peligroso: por estar casi siempre (en un 80%) acompañado de otro cuadro; como alcoholismo, drogadicción, depresión, agorafobias, y otros. Por ejemplo: es frecuente que muchas personas opten por beber alcohol para enfrentar algún temor. Esto se ve con gran frecuencia entre los adolescentes.
¿Qué significa padecer un trastorno de ansiedad?
Las personas que padecen trastornos de ansiedad, presentan una respuesta de angustia exagerada ante situaciones o estímulos que para otras personas serían totalmente “normales”, llevándolos a evitar el objeto o situación temida o a desarrollar un “ataque de pánico” en dicha exposición.
P.Ej: en las fobias sociales, muy probablemente esta persona no acuda a reuniones por sentir que en el entorno hay una gran atención depositada sobre su persona (pudiendo ser real o no), la cual incluye sin duda todo un juzgamiento negativo sobre su manera de actuar. Debido a esto, va a sufrir un miedo intenso (ansiedad y angustia) que no tienen relación directa con la situación vivida (con lo que piensan realmente de él en esa reunión); desarrollando así un ataque de pánico”.
Ataque de pánico: “Es la aparición temporal y aislada de miedo intenso, que puede durar unos pocos minutos (de gran intensidad), y es acompañada por una serie de síntomas físicos y emocionales.
Los síntomas:
· Palpitaciones,
· Taquicardia,
· Sudoración,
· Temblores o sacudidas,
· Sensación de ahogo o falta de aliento,
· Opresión torácica,
· Nauseas,
· Mareo, inestabilidad, desmayo,
· Escalofríos, sofocaciones,
· Miedo a perder el control - Miedo a morir o Miedo a volverse loco…
En los trastornos de ansiedad en general, estos tres últimos son los temores subyacentes de toda manifestación patológica de ansiedad. Inconscientemente la persona padece un fuerte temor a morir, volverse loco o perder el control de alguna manera (muchas veces esto tiene su origen en determinados acontecimientos traumáticos que la persona haya vivido, en general, de carácter súbito, y que lo haya impactado emocionalmente.
- Este miedo surge repentinamente y desorganiza la personalidad.
- Altera severamente su calidad de vida: (social, laboral, familiar y vincular en general).
- Provoca alteraciones y perjuicios en las capacidades propias del individuo.
Que es El trastorno bipolar?

Introducción
"La manía consiste en buscar desesperadamente vivir la vida en su nivel más apasionado; repetir dos veces e incluso tres en las comidas, alcohol, drogas, sexo y dinero; intentar vivir toda una vida en un día. La manía pura es estar tan cerca de la muerte como nunca podría estar. La euforia es agradable y amenazadora a la vez. Mi mente maníaca rebosa de ideas y necesidades rápidamente cambiantes; mi cabeza está atestada de colores vibrantes, imágenes salvajes, pensamientos extraños, detalles agudos, códigos secretos, símbolos y lenguas extranjeras. Querría devorarlo todo (fiestas, gente, revistas, libros, música, arte, cine y televisión). En mis estados más psicóticos me imagino masticando las aceras y los edificios, tragándome los rayos del sol y las nubes (...) Mis acciones suceden al azar, basadas en pensamientos delirantes, intuición sesgada e instinto animal. Cuando estoy maníaco mis sentidos están tan afilados que el golpeteo de mis pestañas sobre la almohada suena igual que un trueno".
(Andy Behrman; Electrobody: a memoir of mania)
El trastorno bipolar (antes llamado maníaco depresivo) consiste en cambios en el estado de ánimo que oscilan entre dos polos opuestos, alternando entre depresión y manía o hipomanía.
Todo el mundo tiene altibajos en su estado de ánimo y es normal sentirse a veces animado y alegre y otras veces más triste y taciturno. En el trastorno bipolar, sin embargo, estos cambios son exagerados o totalmente fuera de lugar en relación con los acontecimientos que están teniendo lugar en sus vidas y afectan a la conducta, el pensamiento, los sentimientos, la salud física y el funcionamiento general de estas personas.
Suele comenzar entre los 20 y 30 años de edad, generalmente con un episodio depresivo (en el 75 % de las mujeres y el 67% de los hombres) y puede haber varios episodios depresivos antes de que aparezca un episodio maníaco.
Entre un episodio y otro suele haber periodos de normalidad, aunque existen diferencias según cada persona: por ejemplo, a veces no hay periodos de normalidad, sino estados depresivos y maníacos que varían en intensidad y gravedad; otras veces predomina un estado depresivo constante cuyos síntomas varían en intensidad, interrumpidos por algunos episodios maníacos o hipomaníacos. Por término medio suelen tener unos 10 episodios de manía o depresión durante toda su vida, aunque sin tratamiento la frecuencia aumenta con la edad. Los episodios pueden durar días, semanas, meses o incluso años.
Por término medio, los episodios maníacos, sin tratamiento, duran unos pocos meses y la depresión unos seis meses. En muchos casos es estacional: la depresión es más frecuente en otoño e invierno y la manía en primavera o verano.
Después de un episodio maníaco
Su vida puede haberse convertido en un caos tras uno de estos episodios. Puede haber perdido su trabajo, su pareja y tener deudas excesivas que no sabe cómo pagar. Sus amigos y conocidos le miran de forma extraña y puede sentirse avergonzado y culpable por haber hecho cosas de las que se arrepiente y que jamás habría hecho en su estado normal. Es bastante común que los pacientes bipolares con sentimientos de culpa cometan suicido. De hecho un 10- 15 % de personas bipolares se suicida.
¿Cuáles son las diferencias entre depresión bipolar y depresión unipolar?
Los síntomas son bastante parecidos, pero suelen darse algunas diferencias. En la depresión unipolar es común la agitación psicomotora, pérdida de peso e insomnio, mientras que en la depresión bipolar es más común el retardo psicomotor (extrema lentitud de pensamiento y movimiento). La depresión bipolar tiene más probabilidades de presentarse con síntomas psicóticos, dura más tiempo y está más asociada con el intento de suicidio.
En la depresión unipolar pueden utilizarse antidepresivos, mientras que en la bipolar el uso de antidepresivos puede ocasionar un episodio maníaco y aumentar la frecuencia de los episodios. En la depresión unipolar es frecuente que se den problemas de insomnio, mientras que en la bipolar suelen dormir muchas horas y aún así se sienten cansados.
Hay varios tipos de trastorno bipolar
-Bipolar I: se dan episodios maníacos y depresivos.
-Bipolar II: sufren principalmente de episodios depresivos con episodios ocasionales de hipomanía.
-Ciclotimia: periodos de hipomanía alternando con depresión moderada durante al menos dos años. Es menos severa pero más persistente. Los cambios son frecuentes, dándose cada pocos días o semanas. Pueden ocasionar problemas debido a su naturaleza impredecible. Por ejemplo, un día se siente lleno de energía para comenzar un nuevo proyecto, pero a los pocos días se deprime y piensa que no vale la pena seguir adelante y que no logrará nada de lo que se proponga. El tratamiento suele consistir en psicoterapia, no siendo necesaria la medicación. En algunas personas es el precursor de un cuadro más grave mientras que en otras se mantiene en este estado más leve.
-Ciclo rápido: tienen 4 o más episodios al año en cualquier combinación de manía, hipomanía, mixto o depresivo. Se da en el 5-15 % de los bipolares. A veces también se dan ciclos ultrarrápidos, con más de 4 episodios a la semana.
- Mixto: síntomas de manía y depresión que ocurren simultáneamente o alternan con rapidez durante el mismo día. Es decir, episodios maníacos con estado de ánimo muy triste o irritable.
Prevalencia
Se da por igual en ambos sexos, aunque en las mujeres es más frecuente el ciclo rápido, sufren más depresiones y más manías disfóricas (estado mixto) y más hipotiroidismo debido al tratamiento con litio.
Algunos datos:
Por término medio, estas personas son mal diagnosticadas durante unos 8 años y alrededor del 60% no recibe el tratamiento adecuado.
Más del 50 % abusa de alcohol y drogas durante su enfermedad.
El 60 % de las mujeres que se quejan de síndrome premenstrual, en realidad tienen una depresión crónica que puede ser bipolar o unipolar y que se agrava antes de la menstruación.
Las mujeres con depresión posparto tienen más probabilidades de tener una depresión bipolar que unipolar.
Los adolescentes que tienen una depresión con síntomas psicóticos casi con toda seguridad son bipolares.
Causas
Aunque no se conoce exactamente el mecanismo que da lugar a este trastorno, sí se sabe que las causas son múltiples: genéticas, psicológicas, ambientales, emocionales.
Los familiares de pacientes bipolares tienen más probabilidades de tener trastornos del estado de ánimo, como depresión o trastorno bipolar. Un gemelo idéntico de un bipolar tiene tres veces más probabilidades de ser bipolar que cualquier otro hermano (80% para los gemelos idénticos frente a 16% para los hermanos no gemelos). Se hipotetiza que estas personas heredan cierta vulnerabilidad que las hace más sensibles y susceptibles al estrés físico y emocional debido a una falta de estabilidad en la transmisión de los impulsos nerviosos al cerebro. Sin embargo, para que aparezca el trastorno no basta con heredar esta disposición sino que además es necesario que se den unas determinadas circunstancias en la vida de esa persona que desencadenen los episodios.
Sobre todo los episodios maníacos suelen ser desencadenados por un acontecimiento estresante. Aquí hay que tener en cuenta que lo que es estresante para una persona puede no serlo para otra, por lo que lo importante no es el acontecimiento en sí mismo, sino el hecho de que la persona lo interprete como estresante.
¿Cómo es un episodio maníaco?
Suele comenzar con una sensación agradable de alta energía, creatividad y facilidad en situaciones sociales que rápidamente aumenta hasta estar fuera de control. "Las ideas rápidas se vuelven demasiado rápidas y son demasiadas, la abrumadora confusión reemplaza a la claridad; no puedes recordar. El humor contagioso deja de divertir, tus amigos se asustan. Estás irritable, enfadado, amenazador, desconfiado y atrapado...", comenta una persona bipolar.
Durante la manía, el estado de ánimo es irritable, expansivo o eufórico. Sienten que pueden hacer cualquier cosa que se propongan, su autoestima es altísima, se creen grandiosos, como si estuvieran en la cima del mundo. Sienten una xagerada sensación de poder, importancia y grandiosidad. O bien pueden estar muy irritables, se enfadan por cualquier motivo y tienen estallidos emocionales, pasando súbitamente del regocijo a la ira.
Gran actividad, quieren hacer muchas cosas, pero su atención cambia fácilmente de un tema a otro. En un momento dado pueden querer hacer deporte y al otro quieren coger un avión a cualquier sitio.
Muy impulsivos, con dificultad para controlar sus impulsos, tienen un juicio pobre a la hora de tomar decisiones que los lleva a realizar actividades poco realistas. Pueden gastar grandes cantidades de dinero, tener una conducta temeraria y hacer inversiones absurdas.
Hablan sin parar, en voz alta y con gran rapidez, saltan de un tema a otro y es difícil seguirlos. Los pensamientos pasan a gran velocidad por su mente. "El ruido en mi cabeza, que es una combinación de uno o dos trozos de ideas o frases, música y canciones, además de un ritmo repetitivo que es casi como si mi cerebro fuese un tambor, más palabras o cadenas de palabras, frases, galimatías..." cuenta Marcia.
Su necesidad de sueño está disminuida, sin sentir ninguna fatiga incluso después de haber dormido muy poco.
Deseo sexual aumentado. A veces puede aparecer conducta sexual inapropiada.
En algunos casos puede haber síntomas psicóticos como alucinaciones (ver o escuchar cosas que no existen) o delirios (creer firmemente cosas que no son verdad, como que alguien le persigue y espía).
Hipomanía
"Al principio es increíble. Las ideas son rápidas como estrellas fugaces que siguen hasta que otras más brillantes aparecen. Toda la timidez se esfuma, los gestos y palabras apropiados están de repente ahí. La gente y las cosas que no tenían interés se vuelven interesantes. La sensualidad lo invade todo; el deseo de seducir o ser seducido es irresistible. Te llenas hasta la médula de increíbles sentimientos de facilidad, poder, bienestar, omnipotencia euforia, puedes hacer cualquier cosa..."
La hipomanía es un estado más leve que la manía, con síntomas similares pero menos severos. El estado de ánimo es eufórico o irritable. Están absolutamente seguros de sí mismos, su pensamiento se ve acelerado y pueden llegar a ser realmente ingeniosos y divertidos. Necesitan dormir poco y se comprometen en actividades incesantes, hablan mucho, van de un lado a otro, hablan por teléfono, quedan con amigos, trabajan en varias cosas a la vez y no paran ni un solo momento. Al principio resultan interesantes pero enseguida revelan su egocentrismo, no dejan hablar a los demás, no toleran las contradicciones o las críticas y se muestran dominantes y dictatoriales. Gastan dinero en exceso y se pueden involucrar en actos sexuales promiscuos y en excesos alcohólicos. Dicen encontrarse estupendamente y no necesitar ayuda. Pero es posible que sí busquen ayuda durante la depresión. Son productivos en el trabajo y no suelen meterse en problema serios.
El tratamiento: medicación, psicoterapia y educación
El tratamiento consiste en medicación, psicoeducación y psicoterapia.
Medicación: el fármaco más utilizado es el litio, que es un estabilizador del estado de ánimo. Entre un 20 y un 40 % no responde a este tratamiento y cierto número de pacientes no lo tolera debido a los efectos secundarios. Con estos pacientes suele utilizarse otros fármacos diferentes.
Psicoterapia: cuando se produce un episodio, la vida del paciente y de su familia puede quedar completamente dislocada y lo principal es volver a ordenar las cosas de nuevo.
El primer paso consiste en informar al paciente y su familia sobre esta enfermedad. Esto dará lugar a una gran cantidad de emociones, miedos e interrogantes que el psicólogo tendrá que ayudar a superar. Muchas personas tienden a negar lo sucedido, prefieren olvidar y actuar como si no hubiera pasado nada. Pero esto constituye un gran error ya que es muy probable que el episodio vuelva a repetirse y conviene estar preparados. El terapeuta tendrá que ayudarles a integrar esta experiencia y esto se logra promoviendo un diálogo familiar abierto. Durante la psicoterapia se ayuda al paciente a mejorar las estrategias de afrontamiento de acontecimientos estresantes (y a identificar dichos acontecimientos), manejar adecuadamente el estrés, entrenamiento en resolución de problemas, habilidades de comunicación, entrenamiento en el control de los impulsos, etc.
La terapia cognitiva es una de las más apropiadas para estas personas. Consiste en enseñar al paciente a controlar sus estados de ánimo y sentimientos de forma que sea capaz de cambiarlos en el momento en que detecte que están empezando a aparecer sentimientos o pensamientos inadecuados (cuando se acerca un episodio). Esto se consigue ayudando al paciente a ser consciente de cómo está interpretando los acontecimientos que suceden en su vida y de cómo esta interpretación influye en su estado de ánimo, al tiempo que se le enseña a detectar las interpretaciones no realistas y cambiarlas por otras más realistas que no den lugar a sentimientos exagerados.
En definitiva, lo más importante en el tratamiento psicológico es enseñar al paciente a detectar los primeros signos y enseñarle técnicas que pueda utilizar para controlarlos. Si además posee habilidades para manejar adecuadamente el estrés y resolver eficazmente los problemas de su vida, y utiliza la medicación adecuada, estará suficientemente equipado como para poder llevar una vida normal y productiva.
Qué puedes hacer si te han diagnosticado un trastorno bipolar
Además de buscar ayuda profesional, que es lo más importante, también puedes hacer lo siguiente:
- Aprende todo lo que puedas sobre tu enfermedad.
- El apoyo de tu familia es importante pero tendrás que entender que no es fácil para ellos. Anímalos a aprender todo lo posible.
- Mantén un patrón de sueño estable. Vete a dormir siempre a la misma hora y levántate a la misma hora. Un patrón inestable puede desencadenar un episodio.
- Mantén un patrón regular de actividad.
- No utilices alcohol ni drogas. Estas sustancia pueden desencadenar un episodio. No trates de controlar tus problemas de sueño y de otro tipo con drogas y alcohol. Busca ayuda profesional.
- Procura evitar la cafeína, el tabaco y otras sustancia que se consumen diariamente en pequeñas dosis. Evita también el uso de medicamentos para resfriados, dolores de cabeza y otros pequeños síntomas. Incluso pequeñas cantidades de estas sustancias pueden interferir con tu sueño, estado de ánimo o medicación y ser la gota que colme el vaso.
- Trata de reducir el estrés en tu vida y trabajo. Mantén un horario fijo y atente a él.
- Los primeros síntomas que indican que se aproxima un episodio son diferentes para cada persona. Aprende cuáles son los tuyos y busca ayuda cuando aparezcan. Los signos más comunes son ligeros cambios en: el estado de ánimo, sueño, energía, autoestima, interés sexual, concentración, disposición para emprender nuevos proyectos, pensamientos de muerte e incluso cambios en la forma de vestir. Presta especial atención a un cambio marcado en el patrón de sueño, ya que este suele ser un indicio habitual de que se acerca un episodio. Pídele a tu familia que vigile la parición de este tipo de signos ya que es posible que tú no te des cuenta.
- Mantén un diario en el que anotes tus sentimientos, actividades, medicación, efectos secundarios, patrón de sueño y acontecimientos vitales importantes. Esto te ayudará a conocer los signos que preceden a un episodio y la influencia de los acontecimientos de tu vida en ellos. Puede venirte bien utilizar una escala de estado de ánimo que vaya de cero (completamente deprimido) a diez (completamente maníaco). Anotar la medicación que tomas y sus efectos secundarios te ayudará a descubrir, junto con tu médico, cuál es el mejor para ti de todos los fármacos usados en estos casos.
Qué pueden hacer los familiares
Infórmate sobre el trastorno bipolar, conoce los signos que preceden uno de sus episodios, anima al paciente a seguir el tratamiento y evitar el uso de alcohol o drogas.
Cuando esté estable haced planes de cómo vas a actuar si aparece otro episodio: impedirle el acceso a tarjetas de crédito, las llaves del coche, etc.
Si sois varios miembros en la familia haced turnos para cuidar del paciente; que no recaiga todo el peso en una misma persona siempre.
Cuando se esté recuperando de un episodio deja que vaya a su ritmo. No esperes demasiado ni demasiado poco. Es decir, no le empujes demasiado ni seas excesivamente protector.
Trátalo con normalidad una vez recuperado, pero vigila la aparición de síntomas. Si aparece una recaída es posible que tú lo notes antes. Habla con él o ella.
Hablad para conocer las diferencias entre un día de buen humor y la hipomanía, y entre un día malo y la depresión. Recuerda que, como cualquier otra persona, tendrá días buenos y días malos que no son parte de la enfermedad.
Busca grupos de apoyo: personas en tu misma situación con quienes compartir tus sentimientos y preocupaciones.
Estudios recientes: la influencia del ácido graso omega-3
El doctor Andrew Stoll, director del laboratorio de investigación psicofarmacológica en Harvard, estudia los efectos del ácido graso omega-3 en el tratamiento del trastorno bipolar. Mientras investigaban para encontrar otras alternativas al litio y fármacos semejantes, buscaron compuestos que tuviesen un efecto similar a ellos. Así fue como se toparon con el ácido graso omega-3. Comprobaron que su efecto era comparable e incluso superior al del litio u otros fármacos convencionales, pero sin ningún efecto secundario. Tras cuatro meses de investigación, solamente una persona de cada 14 que tomó omega-3 había recaído, mientras que en el grupo control (pacientes bipolares a los que les dieron aceite de oliva en vez de omega-3) habían recaído dos tercios.
Según piensa Stoll, los ácidos grasos omega-3 funcionan haciendo más permeable la membrana de las células nerviosas, lo cual permite que la transmisión del impulso nervioso de una célula a otra sea más adecuado. Por el contrario, las grasas saturadas vuelven las membranas menos permeables. En EEUU se ha visto que el aumento de los índices de depresión correlaciona con la disminución progresiva de omega-3 en la dieta a lo largo del siglo XX. Las personas deprimidas tienen menos cantidad de omega-3 en su organismo que el resto de las personas.
Los ácidos grasos omega-3 utilizados en la investigación proceden de aceite de pescados ricos en grasas, como salmón, sardina, caballa, arenque, atún y anchoas. El omega-3 procedente del aceite de linaza no es aconsejable porque puede ser peligroso en dosis altas.
Stoll y su equipo continúan realizando investigaciones sobre estos ácidos grasos en pacientes bipolares, deprimidos y autistas. La mayoría notan mejoría entre 1 y 3 semanas después de comenzar el tratamiento.
Creatividad y enfermedad bipolar.
Se ha visto que ciertas formas de enfermedad psiquiátrica en una persona con talento puede fomentar su creatividad. Muchos han sido los grandes artistas que han padecido un trastorno bipolar. Entre ellos se encuentran Virginia Woolf, Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway, Dylan Thomas, Anne Sexton, Samuel Becketh y Sylvia Plath.
Virginia Woolf tenía depresiones profundas que aparecían en primavera. Se sentía fracasada, se negaba a comer y rechazaba toda compañía. Alternando con sus depresiones aparecían episodios de hipomanía o manía que podían llegar a tener síntomas psicóticos. En la primavera de 1941 se suicidó. Escribir le permitió tener control sobre su enfermedad y dar sentido al caos que poblaba su mente, siendo su escritura un ejercicio terapéutico, al tiempo que su enfermedad era también la fuente de su propia creatividad.
Sara tiene 12 años. Ha estado deprimida durante unos seis meses. Solía estar tumbada e irritable, empeoró en sus estudios y dejó de ver a sus amigos. Después, durante unos días comenzó a salir de ese estado; llamó a sus amigos, volvió a hacer antiguas actividades que le divertían y estaba más interesada en el colegio. Pero poco después, los demás notaron que estaba más animada de lo normal. Llamó a 10 de sus amigos para ver si podían venir y la mayoría lo hizo. Empezaron un juego y pronto vieron que Sara actuaba de forma extraña. No paraba de reír, cambiaba las normas del juego a su antojo, se puso los calcetines en las orejas y empezó a bailar por toda la habitación. A sus amigos no les hacían gracia sus bromas, pero ella seguía riendo sin cesar a pesar de ser la única que lo hacía. Cuando le dijeron que eso no era divertido, ella se enfadó y los echó de casa. Durante el fin de semana despertó a sus padres en plena noche tocando el piano, cada hora aproximadamente iba hacia ellos a toda prisa para decirles algo que había olvidado. Se reía tanto que apenas la entendían. En el colegio la echaron de clase por actuar como si tuviera dos años y molestar a sus compañeros. Esto duró una semana, después fue volviendo poco a poco a su estado deprimido habitual. Había tenido un episodio hipomaníaco.
Justin tenía 11 años cuando la profesora llamó a su madre diciendo que había tenido que llevarlo dos veces a ver al director. Cuando llegó a casa entró como una flecha gritando algo acerca de una gran idea. Saltó desde lo alto de la casa a un arbusto cercano con una tabla de madera en la mano. Cuando su madre le preguntó qué hacía le dijo algo acerca de lanzaderas espaciales y pistas de aterrizaje. Ella le dijo que volviese a casa y él le dio un puñetazo en el estómago diciendo: "de eso nada, puta" y se alejó en su bici. Durante los tres días siguientes lo echaron del autobús, rompió su bici, casi prende fuego a la casa haciendo un pastel a las tres de la mañana, llamó por teléfono a sus amigos en mitad de la noche, se cortó parte del pelo, se bebió cuatro latas de cerveza y acabó dando saltos en el techo de un coche de policía antes de que se lo llevaran al hospital. Había tenido un episodio maníaco.
Algunos estudios recientes sugieren que la enfermedad bipolar podría aparecer incluso a los 7 años de edad. Los síntomas de los niños son diferentes a los de los adultos y suelen ser ciclos más rápidos. Este trastorno suele confundirse con el trastorno de hiperactividad. "Si un niño tiene una historia familiar de trastornos en el estado de ánimo y/o alcoholismo y manifiesta un patrón de hiperactividad, irritabilidad, cambios de humor y prolongadas rabietas, entonces el trastorno bipolar tendría que ser considerado como un posible diagnóstico", dice Elizabeth Weller, psiquiatra del hospital infantil de Filadelfia. En los niños es más frecuente que, durante la fase maníaca, estén irritables y tengan estallidos emocionales destructivos, dificultad para dormir, hablan mucho y rápido, cambios frecuentes de humor, aumento de la conducta arriesgada, y también pueden tener ideas exageradas de habilidad e importancia. Cuando están deprimidos se quejan de dolor de cabeza, dolores de estómago, cansancio, rinden poco en la escuela, su comunicación es pobre, están irritables y son extremadamente sensibles al rechazo o al fracaso.
Después del episodio maníaco las cosas no son fáciles para ellos. Suelen perder a sus amigos y ser rechazados. Su desarrollo psicológico se ve afectado. En algunos aspectos son inmaduros, mientras que en otros son más maduros, debido al sufrimiento que atraviesan. Es como si un tornado arrasara su vida cada cierto tiempo de un modo impredecible y algunos pueden pensar que no vale la pena empezar de nuevo porque todo se volverá a venir abajo después. El 20% intenta suicidarse. La irritabilidad que a menudo acompaña a la depresión infantil suele suscitar en los demás rechazo y antipatía hacia ellos.
En el caso de Justin, sus padres lo culparon por estar enfermo, su hermana le tenía miedo y en la escuela querían que alguien lo supervisase continuamente por si volvía a suceder. En cuanto Sara, sus amigos la consideraban rara y se alejaron de ella. Dejó de jugar al baloncesto, empeoró en la escuela y empezó a fumar. Cuando dijo que iba a suicidarse la llevaron a un médico que, sin tener en cuenta que era bipolar, le recetó antidepresivos. Tras una semana de medicación estaba tan inquieta que no podía estar tranquila un instante. A su perro le rompió las cotillas de una patada y cuando volvió a casa del hospital dijo que no tomaría un fármaco nunca más. Sus padres la empujaron a hacer actividades: escritura, teatro, baloncesto, amenazándola con llevarla al hospital si no las hacía. Poco a poco pudo ir saliendo de su estado depresivo.
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La depresión posparto

La depresión posparto
Durante el embarazo, el cuerpo de una mujer soporta cambios importantes y puede experimentar un considerable malestar o incluso la sensación de estar enferma. Cuando el bebé nace, la mujer se hace responsable del bienestar de una persona vulnerable, que tiene necesidades muy inmediatas de atención y cuidado. Por muy deseado que pueda ser el recién nacido, traerá consigo grandes cambios a la vida de la madre, que a veces pueden resultar estresantes.
Muchas mujeres atraviesan un periodo en el que se sienten cansadas y con un estado de ánimo decaído. Pero suele durar solamente algunos días y pronto las mujeres comienzan a sentirse ellas mismas de nuevo. En otros casos, el nacimiento tiene un efecto más serio y duradero. Se trata de mujeres que se deprimen y se sienten confusas, o muy ansiosas, sin lograr superarlo. Esta reacción se conoce como depresión posparto, y puede ser muy dolorosa, ya que afecta a la mujer misma, su pareja y sus hijos.
Qué es la depresión posparto
La mayoría de las personas tienden a tener altas expectativas sobre la maternidad y asumir que la madre será capaz de hacer frente al cuidado del bebe de forma natural, fácil y satisfactoria. Por tanto, si de repente la madre se encuentra estresada y comienza a preguntarse si será capaz de manejar la situación (o incluso si desea hacerlo), puede resultarle muy desmoralizante y doloroso. Así, muchas madres se sienten llorosas y desanimadas, ansiosas, o tensas o enfadadas, y no saben qué hacer con esas emociones. Pueden no saber con seguridad la razón por la cual se sienten así, lo cual empeora las cosas, creando sentimientos de culpa o inadecuación.
La depresión posparto es bastante común (entre el 10 y el 20 por ciento de las mujeres). Puede ocurrir justo después del parto, o varios meses después. Puede comenzar muy repentinamente o ir apareciendo lentamente. Afecta a mujeres de todas las edades, tanto primerizas como con hijos. Es posible que una mujer se sienta bien con su primer hijo, pero se deprima con el siguiente, aunque las probabilidades de desarrollar depresión posparto son más altas si una mujer la ha tenido ya antes.
Síntomas típicos
Puede sentirse:
Deprimida y llorosa, todo puede parecer una lucha. Se siente mal consigo misma y con lo que hay a su alrededor.
Ansiosa y preocupada por su propia salud, el bebé o el resto de la familia. Puede tener miedo de estar sola en casa o de salir a la calle.
Irritable y frustrada. Puede enfadarse con sus hijos o sentirse furiosa con su pareja. Exhausta física y mentalmente, incapaz de hacer frente a las numerosas demandas.
Culpable por no comportarse como una madre "apropiada" o por sus propias emociones de enfado y depresión.
También puede notar cambios en el modo en que funciona su cuerpo o el modo en que se comporta:
Tiene problemas para concentrarse.
Sus patrones de sueño pueden estar trastornados. Por ejemplo, puede desear dormir a todas horas, o puede ser difícil quedarse dormida o dormir las suficientes horas.
Puede verse afectado su apetito, de manera que pierde interés en la comida o come mucho más de lo habitual.
Puede tener la impresión de que su cuerpo funciona lentamente, resultándole difícil tomar incluso decisiones simples; o bien puede sentirse llena de tensión nerviosa y estar constantemente ocupada pero sin lograr hacer mucho. Puede perder interés en el sexo.
Todo esto puede transformarse en un círculo vicioso, al estar más cansada por la falta de sueño y la ansiedad, lo cual la vuelve más irritable. Entonces puede sentirse culpable por cómo se comporta con su familia, lo cual empeora la depresión.
¿Por qué se produce?
Las causas pueden ser diferentes en cada mujer y a veces no se encuentra una razón clara. En momentos particulares de tu vida puedes ser más vulnerable. O bien, ciertos acontecimientos difíciles de tu pasado pueden hacer más probable la aparición de depresión posparto.
Entre las causas principales se encuentran:
El parto mismo puede haber sido una experiencia decepcionante. Puede haberla dejado con una sensación de violación o pérdida.
El bebé puede ser muy exigente, llorar demasiado o tener algún problema de salud, que haga especialmente estresante cuidarlo.
Pueden existir problemas de tipo económico, laborales, familiares, poco apoyo por parte de la pareja, etc. Las experiencias vividas como hijas pueden influir en el modo en que viven su propia maternidad. Recuerdos dolorosos de acontecimientos de la niñez (pérdidas de seres queridos, abuso físico o sexual) pueden reaparecer al hacer frente a la propia maternidad.
La sociedad tiene una visión contradictoria de la maternidad; por una parte se percibe con algo hermoso y a la madre como una fuente inagotable de amor y cuidado; por otra parte, se presta poco apoyo a las madres y no se reconoce que la maternidad es una tarea dura, lo cual puede crear frustración e ira en la madre, que, en muchas circunstancias, no tendrá más remedio que llevar a su hijo con ella a todas partes, encontrando difícil estar con un bebé en medios de transporte, tiendas, etc. La sociedad tiende a considerar la maternidad como algo que puede hacerse de manera instintiva, cuando lo cierto es que la falta de experiencia y aprendizaje puede dejar a la madre en un estado de miedo e incertidumbre.
Muchas madres pueden sentirse aisladas. Si ha tenido que dejar el trabajo, puede sentirse resentida y alejada de la vida normal adulta y afectada por la pérdida de ingresos propios.
El efecto de los cambios hormonales tras el parto. Algunos médicos consideran que cambios en los niveles de hormonas pueden ocasionar la depresión posparto.
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Que es la Distimia?

Distimia
La distimia es un trastorno del estado de ánimo con síntomas similares pero más leves y más duraderos que en la depresión clínica. Para ser diagnosticado este trastorno ha de durar por lo menos dos años, pero es menos incapacitante que el trastorno depresivo mayor; por ejemplo, estas personas son generalmente capaces de ir a trabajar y realizar otras actividades de su vida diaria.
Definición
- Estado de ánimo crónicamente depresivo casi todo el día y la mayor parte de los días durante al menos dos años (1 año en niños y adolescentes).
- Los síntomas no son tan graves e incapacitantes como en el trastorno depresivo mayor e incluyen dos o mas de los siguientes síntomas: pérdida o aumento del apetito, insomnio o hipersomnia, falta de energía o fatiga, baja autoestima, dificultades para concentrarse o para tomar decisiones, y sentimientos de desesperanza.
A veces pueden aparecer episodios de depresión mayor superpuestos.
Signos que pueden estar indicando la existencia de una distima
Un pobre rendimiento en el trabajo o estudios
Retirada social
Timidez
Hostilidad irritable
Conflictos con familiares y amigos
Problemas de sueño
Anormalidades fisiológicas
Padres con depresión mayor
Al menos tres cuartos de las personas con distimia tienen otro trastorno psicológico adicional.
Tratamiento
La terapia cognitiva se utiliza para modificar los pensamiento contraproducentes y auto-derrotistas.
La terapia del comportamiento puede ayudar a estas personas a aprender cómo actuar para lograr un acercamiento "más positivo" a la vida y comunicarse mejor con los amigos, la familia, y los compañeros de trabajo.
En muchos casos, los síntomas son difíciles de reconocer y de clasificar. La mayoría de las personas con distimia acude solamente a su médico de cabecera, que puede diagnosticarlas erróneamente, sobre todo si las quejas son principalmente físicas, como el cansancio. Muchas de estas personas no consideran que estén deprimidas, y se sienten aliviadas al saber que se trata de un trastorno que se puede tratar. Desafortunadamente, sólo suelen consultar a los profesionales de la salud mental cuando aparece una depresión mayor, aunque la distimia puede conducir al alcoholismo o al suicidio por sí misma.
Artículo editorial de Cepvi.com. Ana Muñoz, psicóloga, directora.
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