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El naturalista y las hormigas

Decía un naturalista famoso, que estudiaba la vida de las hormigas, que cierto día ¿estaba en uno de sus experimentos intentando hacerse comprender de tan débiles criaturas y de comprenderlas. Ante sus constantes fracasos llegó a pensar que el único modo de lograrlo consistiría en revestirse el mismo de su naturaleza y tratar con ellas en su propio ambiente. Esto no dejaba de ser una idea quimérica, pero engolfado en tales pensamientos oyó las campanas de la iglesia de su pueblo que celebraban la Navidad, y aquello fue como una revelación para el escéptico naturalista. Lo que era irrealizable para él, como criatura, ¿no sería factible para el Creador Todopoderoso?
¡Dios manifestado en carne! Ciertamente es un misterio para nosotros, pero no una imposibilidad para el Ser supremo que ha dado vida y ordenado el Universo. ¿Por qué no aceptar que tan admirable propósito fue realizado en la incomparable figura que se levanta en el curso de la Historia con el nombre de Jesucristo?
Heroico Sacrificio

El gran evangelista Billy Sunday cuenta de cierto buque que, como consecuencia de una avería hacía agua, la que inútilmente trataban de sacar los tripulantes manejando las bombas. La entrada del líquido elemento superaba a sus esfuerzos, viendo lo cual, el capitán mandó formar la tripulación y dijo:
-Es inútil fatigarse más, ya que sólo retardamos nuestra muerte. El remedio consistiría en que alguien expusiera su vida en favor de los demás, tratando de taponar la abertura del agua. La empresa es arriesgadísima, pero es la única esperanza. ¿Quién se decide?
Todos comprendieron la necesidad de tal sacrificio, pero cada uno pensaba: Ojalá que algún otro se ofrezca. Los momentos pasaban en silencio, haciéndose la situación cada vez más angustiosa. Una voz rompio el silencio.
-Yo iré, padre mío.
El padre no podía negarse a tal ofrecimiento y con el corazón dolorido dio el último abrazo al hijo, lanzándose éste sin pérdida de tiempo a las aguas, dispuesto a la peligrosa tarea. Pronto se dejó sentir el efecto de esta ayuda externa; las aguas disminuyeron rápidamente, pero el hijo del capitán no reaparecía. Su cuerpo fue hallado entremetido en la abertura.
Todos comprendieron lo ocurrido. El joven no halló más rápida manera de atajar el paso de las aguas, cuyo empuje hacía inútil todo otro intento. Todos lloraron de emoción ante su cadáver, exclamando: "¡Lo hizo por nosotros!"En memoria de Mi

-No, señor -contesto el anciano. -¿Es el sepulcro de su madre?
Y otra vez la respuesta del anciano fue negativa.
-Entonces ¿quién está sepultado allí, si no es nadie de su familia?
El hombre respondió:
-El asunto es muy sagrado para mí y hablo con pocas personas sobre
él, pero viendo que tiene tanto interés en saberlo voy a decírselo. Durante la guerra civil mi gobierno me llamó para alistarme en el ejército pero puesto que tenía una familia grande y todos mis hijos eran pequeños se me permitió buscar un substituto. Al fin lo conseguí, y en la primera batalla mi substituto murió, y en este lugar donde he depositado las flores fue sepultado. Murió por mí, y en su memoria pongo estas flores en un sepulcro cada año.
He aquí cómo los cristianos deben conmemorar la muerte de Cristo en la Cena del Señor.
Sacrificio de un Negro

Un telegrama Oportuno

Un joven telegrafista estaba oprimido desde hacía algún tiempo por el sentimiento de sus pecados y suspiraba por la gracia del perdón. Una mañana estando de servicio tuvo que recibir y transmitir un telegrama. Con gran sorpresa descifró estas palabras: "He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo". Un cristiano que se hallaba de viaje telegrafiaba este texto en respuesta a la carta de un amigo que le pedía consejo sobre la salvación de su alma.
El mensaje estaba destinado para otro, pero el que lo transmitió recibió por su medio la vida eterna aprendiendo a poner su confianza en la obra redentora de quien, fue sacrificado como un cordero para nuestra salvación. - Spurgeon.